En el presente trabajo se expondrá algunas de las violencias que han sido perpetradas recientemente en el Estado de Guerrero, México, particularmente en las regiones rurales e indígenas. Se conocerá cómo es que las violencias en la región han sido permanentes, por qué están siempre presentes y llegan a tener una importante función social, política, económica y administrativa. Cómo es que la razón de los gobiernos estatales y federales se han empeñado en mantener la violencia como un principio de “seguridad nacional y estatal”.
Paralelamente se explicará cuáles han sido los efectos de estas violencias a corto, mediano y largo plazo, cómo las sociedades rurales e indígenas las han padecido y rearticulado también, sus resistencias.
Por último, se reflexionará sobre los actores que perpetran esas violencias, la complejidad de su operación y la hibridación de su composición. Es decir, cómo las violencias han dejado de ser ejercidas por las fuerzas del orden establecidas legal y constitucionalmente como son los cuerpos militares, policías municipales, estatales, ministeriales o la Guardia Nacional y se han sumado actores paralelos que, con intereses diferenciados, pero, con la aquiescencia del Estado se han sumado a las tareas de control, administración de territorios, gestión poblacional así como a la protección de actores políticos y empresariales, tanto locales como nacionales. Lo cual asegura a estas empresas expoliar regiones enteras de sus recursos naturales y territoriales, sin que el Estado reduzca su poderío, sino que, por el contrario, se los incrementa y los legitima.