La danza de los Ccapac Cchunchus en la ciudad de Cusco y la danza de los Tlacololeros en Tixtla de Guerrero, son consideradas desde las políticas culturales como prácticas rituales que promueven la violencia dentro del ambiente festivo, que viven las sociedades campesinas, que habitan la montaña y tienen que bajar a las ciudad de Cusco por reciprocidad festiva y a la cabecera municipal, como en el poblado de Tixtla.
El chicote o fuete, es una característica compartida entre los Ccapac Cchunchus y los Tlacololeros, así como la cantidad de chicotazos que se intercambian durante la acción ritual de la danza y en el momento gestante de la relación hombre – naturaleza, cuando se invoca la eficacia ritual, en esos momentos podemos escuchar el chillar de los fuetes.
La danza de los Ccapac Chunchos, cuya representación es una alpaca de la puna, se baila durante el ciclo festivo de Corpus Christi y es durante el jueves de Corpus cuando se chicotean hasta sangrar. La danza de los Tlacoloreros, cuya representación es un jaguar de las montañas, se baila durante el ciclo festivo de petición de lluvias en las montañas de Guerrero, durante la danza se enfrenta a chicotazos el Tlacol con el jaguar.
Ambas danzas, han sido modificadas en su aspecto ritual porque son considerados como aspectos festivos de orden público, que los “golpes” que se dan entre si, afecta la imagen de los turistas.
En tanto que el sentir de los danzantes es de profunda afectación moral y de sus derechos culturales, en este sentido la ponencia versa sobre la práctica ritual y la defensa de sus practicantes en el Cusco por su derecho a ejercer la danza, de acuerdo a su cosmovisión e ideología.