El presente trabajo forma parte de los hallazgos etnográficos en la comunidad de San Pedro Tlalcuapan, Chiautempan, Tlaxcala; reúne testimonios de migrantes que salieron de su lugar de origen durante las décadas de 1980-2010. Se hace una breve expedición de los relatos y experiencias de cada uno de ellos al momento de cruzar la frontera, las vivencias en carne propia, las estrategias familiares y modalidades de patrocinio para llegar al segundo hogar: Oxnard, California.
Al momento de ordenar las narrativas se presentan las diversas circunstancias estructurales que han acarreado las políticas neoliberales del Estado mexicano y la progresiva violencia que experimentan los campesinos para transformarse en obreros-migrantes: dando paso a un proceso de proletarización de las comunidades tlaxcaltecas. Durante el “cruce”, el migrante como actor social experimenta miedo ante la hostilidad ambiental y de quien los conduce, el coyote; como el otro actor que brinda rutas alternas que van del río al desierto fronterizo y no contempla las emociones, sentimientos o problemáticas físicas que experimentan durante el paso.
Las pláticas desentrañan la violencia que cunde al migrante que no sólo emana de la guardia fronteriza; también contempla la policía estatal mexicana que extorsiona y priva de la libertad a quienes por su aspecto racial y vulnerabilidad económica son el blanco fácil. En este sentido, Tijuana es un espacio que concentra a los migrantes y es referido como el punto de inflexión de la migración, Tlalcuapan-Oxnard.
El fenómeno sociocultural, económico y político de la migración en la comunidad de Tlalcuapan no está aislado de las tendencias locales y regionales en Tlaxcala y México. Tampoco de un micro circuito que legitima las relaciones de poder sobre quienes huyen de la pobreza y una violencia sistemática e instaurada por el Estado mexicano y ante la actual fase del capitalismo estadounidense del siglo XXI.