La pandemia de COVID (2019-2021) nos obligó como docentes, a poner el énfasis en la salud mental de los adolescentes y los llamados adultos emergentes (18 a 29 años). El contexto de inseguridad y violencia en México ha generado la extorsión, el reclutamiento forzado de jóvenes y trata de mujeres jóvenes por parte de grupos delincuenciales y narcomenudistas ligados a los cárteles, o bien como consumidores de drogas ilegales y legales, como el alcohol y la nicotina. Sin embargo, también en este contexto muchos jóvenes se organizan en colectivos que buscan estrategias de sobrevivencia, resiliencia y prácticas políticas, sociales y culturales de resistencia familiares y comunitarias. A través de la revisión documental, el análisis de los datos obtenidos en la “Encuesta de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas en estudiantes del Instituto de Estudios Superiores Rosario Castellanos” y la investigación colaborativa con los y las estudiantes de la Universidad Rosario Castellanos Plantel GAM, en el proyecto de “Territorios interculturales de resistencia, memoria y re-existencia frente a la violencia”, se analizan los riesgos y fortalezas que reconocen las y los jóvenes universitarios frente a los diferentes tipos de violencia e inseguridad en contexto de post pandemia, así como las prácticas de resistencia y de fortalecimiento del tejido social comunitario que construyen día a día en sus territorios. El miedo al crimen, la inseguridad y la violencia limitan la habilidad de las personas para llevar a cabo sus vidas diarias de manera normal, sin embargo, aunque el miedo o la violencia suele inmovilizar la acción, existen contextos adversos pueden generar emociones como la indignación y la compasión que pueden expresarse en lazos y redes de solidaridad