Esta ponencia reflexiona acerca de las experiencias cotidianas ligadas a la extorsión en la Ciudad de México. Basado en un trabajo de campo (2016 y 2017) en el que acompañaba en sus labores diarias a comerciantes y burócratas de calle del gobierno local, así como en testimonios y materiales hemerográficos más recientes, examino las atmósferas afectivas de terror (Taussig 1987; Luna 2018) dentro de las cuales aparecen diversos personajes exigiendo el pago de ciertas cantidades de dinero empleando ciertas amenazas. Estas últimas aparecen, en ocasiones, muy explícitas. Sin embargo, regularmente, las exigencias se revisten de insinuaciones o sobreentendidos, abriendo espacio a la imaginación y al (des)conocimiento de las personas.

Como muestro a lo largo de la ponencia, las experiencias de extorsión están plagadas de
incertidumbre y temor, así como de sospechas y especulaciones que acompañan todo un proceso epistémico y afectivo en el que las personas navegan entre el saber, comprender y desconocer (Grimaldi y Moodie 2022) quiénes son las personas que les extorsionan. Como sugiero, estas experiencias afectivas y epistémicas apuntan hacia unas tramas de extorsión que se extienden más allá de una persona que exige el dinero, ya que siempre aparecen (imaginariamente) otras instancias cómplices que respaldan su actuación: grupos criminales, agentes de la policía, autoridades del gobierno local. Así, a través de las experiencias de la extorsión podemos observar cómo ciertos poderes (estado, criminales) ejercen una violencia directa, transparente e íntima, y al mismo tiempo, mediada, opaca y distante.