La agricultura de origen indígena, como las milpas y las chinampas que se extienden en los suelos de conservación de la CDMX, están en riesgo ante la intensificación de una agricultura altamente industrializada que ha causado cambios profundos en la forma en la que se utiliza y se percibe la tierra y los alimentos, pero también la diversidad biológica y la cultural de la humanidad.
La crisis de la diversificación de los sistemas de cultivo creada por la imposición de un sistema de cultivo convencional afecta a miles de personas que no tienen acceso a una dieta adecuada debido a múltiples factores como el encarecimiento de los alimentos, la dependencia de la producción agroquímica, los altos costes en la transportación, pero también debido a procesos de acceso y distribución desiguales a la tierra.
En este contexto, en las alcaldías de Milpa Alta y Xochimilco, se han estado construyendo Redes Alimentarias Alternativas o Circuitos Cortos de Comercialización de alimentos que podrían contribuir a construir escenarios de justicia ambiental y futuros ambientales no catastróficos, porque denuncian la creciente injusticia social reservada a los más vulnerables por el sistema que les dio origen. Las cuestiones alimentarias aparecen en este movimiento como poderosas herramientas, tanto de análisis como de experiencias alternativas en las prácticas cotidianas que describen los sistemas establecidos, la exposición de las poblaciones al riesgo, pero también su capacidad de resistencia y adaptación.