En la actualidad, la exhibición cinematográfica en México tiene una estrecha relación con el pasado en dos sentidos concretos: por un lado, a pesar del uso de formatos de última tendencia en la exhibición comercial, algunos proyectos, como el Laboratorio de Cine Experimental y el Centro de Cultura Digital, entre otros, han optado por el uso de formatos fílmicos y mecanismos analógicos (proyectores de 16 mm., 8 mm. y Súper 8) para sus exhibiciones y otras actividades. Por otro, la curaduría con enfoque histórico ha venido a ocupar un lugar especial en las carteleras de los espacios de exhibición a lo largo y ancho del país, mediante retrospectivas, funciones especiales de películas restauradas y ciclos de corte histórico, como el trabajo realizado por el Archivo Permanencia Voluntaria, dedicado a la difusión del cine popular mexicano que éste restaura o el catálogo de distribución de cine mexicano de la Época de Oro, de la Cineteca Nacional de México. Ambas relaciones reflejan las formas de pensar el pasado desde la experiencia de la exhibición cinematográfica, a la vez que participan en el complejo entramado del avance tecnológico en el mundo del cine y la idea del pasado en las estrategias de programación cinematográfica.