En el año 2022, las comunidades campesinas Ben’zaa de los Valles Centrales de Oaxaca, respaldadas por la Coordinadora de Pueblos Unidos por el Cuidado y la Defensa del Agua (COPUDA), lograron un hito significativo al reconocerles, mediante el decreto presidencial llamado “Zona Reglamentada del Acuífero 2025”, su gestión por los recursos hídricos, tras una lucha social de casi dos décadas. Más allá de ser una evidencia de su persistente defensa del agua, este logro refleja su habilidad para generar y adoptar paradigmas políticos propios, alejándose del tradicional paternalismo estatal que ha predominado en el ámbito rural mexicano durante las últimas décadas. El objetivo de esta ponencia es comprender cómo estas comunidades han redefinido su interacción política y ambiental en contraposición a las dinámicas históricamente establecidas.
La estructura política de la COPUDA, construida a través de su lucha social, emerge como un contrapunto destacado frente a los enfoques estatales convencionales, erigiéndose como un cúmulo de comunidades en constante adaptación. Esta organización, enriquecida por su continua negociación con el Estado, culminó en un reconocimiento oficial que trasciende lo meramente político, delineando un intrincado tejido de relaciones, conocimientos y estrategias orientadas a la salvaguarda del agua.
El estudio de caso de COPUDA ofrece una renovada perspectiva para los estudios del campesinado en la década actual. A diferencia de los enfoques predominantes en la segunda mitad del siglo XX en México, este caso destaca la capacidad de adaptación, resistencia y autogestión del campesinado frente a retos contemporáneos, como la crisis climática y civilizatoria. En un mundo marcado por los derroteros del antropoceno, el enfoque y resistencia de comunidades campesinas como las Ben’zaa, sugiere la necesidad de reorientar y actualizar los estudios antropológicos sobre el campesinado mexicano, enfatizando su capacidad de agencia, organización y resistencia en tiempos de adversidad y cambio.