En El Salvador, la danza de los Moros y Cristianos es una parte esencial de las Fiestas Patronales en las comunidades nahuas de El Salvador. Los historiantes, vestidos como Moros y Cristianos, realizan esta danza en honor al santo patrón del pueblo. Además, los Historiantes, como también son llamados los grupos que salen a “danzar” a menudo se presentan en eventos públicos, incluso frente a funcionarios estatales, como el presidente del país. Esta práctica plantea preguntas sobre la relación entre los danzantes y el Estado, así como la conexión entre el Estado y las imágenes de los santos.
En la ponencia presento como la danza manifiesta ser una dispositivo político de negociación de corto y largo alcance que aboga por los intereses de la comunidad ante seres de la alteridad, no humanos y humanos. Desde una mirada que pone énfasis en la danza como una tecnología de encantamiento (Gell, 1992), transformación y condensación de múltiples identidades (Houseman y Severi, 1998) en la ponencia me enfocaré sobre todo en la relación entre comunidades nahuas y el Estado. Es por medio de la danza que colectivos plantean sui generis problemas destacados en las agendas de varios ongs “indígenas” salvadorenas que conciernen la relación de la comunidad y las montañas, ríos, bosques en cuya cercanía se ubican e se insertan los asentamientos humanos y que toma en cuenta además los procesos políticos-históricos de la tenencia y acceso a las tierras.