En México los largos meses que duró el confinamiento derivado por los efectos de la pandemia de Covid-19; trajo muchos ajustes en la manera en que tuvimos que desarrollar nuestras actividades como docentes y como investigadores. El tiempo de encierro fue tiempo de aprendizajes para docentes, pero también para los propios jóvenes estudiantes. En este contexto fue que tuve la oportunidad de proponerles a un grupo de jóvenes estudiantes de antropología que realizaran un registro auto etnográfico sobre lo que para ellos había significado estar en casa en ese periodo de encierro. El resultado fue interesante ya que más de 30 estudiantes retrataron en un ejercicio que se podría denominar como auto etnografía cómo fue que transcurrió su vida académica, su vida emocional, su vida amorosa, su percepción de los políticos en la gestión de la pandemia y otros tantos temas más. Estos testimonios quedan como registro de la mirada desde la perspectiva de jóvenes quienes están acostumbrados a leer la historia y el rumbo de los acontecimientos desde la perspectiva del docente o del investigador adulto. Acá se intentó desde un principio que fueran las voces y la escritura de los jóvenes lo que quedara plasmado. En ello se gestó un cambio en la manera en la que los propios estudiantes se asumieron como autores de sus propios textos y no sólo como consumidores o lectores de textos generados por adultos. La propuesta de ponencia quiere rescatar este ejercicio y los resultados alcanzados cuando fueron los jóvenes quienes desde diversos espacios de sus hogares escribieron su historia, pero también en sus relatos auto etnográficos se cuenta y recupera la vida de los jóvenes, quienes resultaron ser uno de los sectores de la población que mayores impactos negativos recibió como resultado de un confinamiento que duró más de un año.