En el contexto de lo que Naciones Unidas ha llamado la “triple crisis planetaria” —cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación tóxica—, en la península de Yucatán se han propuesto dos iniciativas para reconocer derechos de la naturaleza, particularmente del ecosistema denominado “Anillo de cenotes” y de las abejas en el municipio de Hopelchén, Campeche. Más allá de la protección efectiva de dicho ecosistema y especie, estas iniciativas, que se articulan con la reivindicación de comunidades indígenas al derecho a la libre determinación, pretenden tener una incidencia más amplia en las políticas públicas en materia ambiental y, ante todo, generar una interpretación más amplia del Artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, relativo al derecho a un medio ambiente sano, que incluya la visión de comunidades y pueblos indígenas sobre la naturaleza.
En este trabajo retomamos la idea de la potencialidad de transformar el Estado “desde abajo”, destacando que ésta es una labor intercultural en sí misma, pues suele involucrar no sólo a comunidades y pueblos indígenas, sino a diversas redes de defensa, las cuales incluyen a organizaciones no gubernamentales o de la sociedad civil, movimientos sociales, fundaciones, medios de comunicación, iglesias, sindicatos, intelectuales e incluso a ramas de los gobiernos (Keck y Sikkink 2000). Particularmente, a partir del estudio de caso de dos propuestas para reconocer a los cenotes y las abejas como sujetos de derecho en la península de Yucatán, analizamos cómo las redes de defensa retoman visiones indígenas sobre la naturaleza así como conceptos del derecho internacional para ampliar la interpretación del derecho a un medio ambiente sano en México. Proponemos que es en el encuentro de estas concepciones y visiones que los derechos de la naturaleza tienen un potencial de transformación del derecho.