Ponencia

Fricción multiespecie: turismo y producción espacial de la diferencia animal en playas de la Costa Chica de Oaxaca

Parte del Simposio:

Antropoceno, posthumanismo y antiespecismo: relaciones socioespaciales y conflictos entre personas humanas y no humanas

Ponentes

David A. Varela Trejo

Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH); Centro de Investigación y Formación en Estudios Críticos Transdisciplinarios (CIFECT)

Los destinos turísticos son, literalmente, viajes al fin del mundo. El antropoceno —ya sea entendido como condición de nuestros tiempos o espacio de crítica cultural de corte materialista—, funciona como un “concepto diagnóstico” (Svampa, 2019) para pensar la fuerza que tiene el turismo en la diferenciación socioespacial de otras formas de vida como tortugas y perros. Distintas playas de la Costa Chica de Oaxaca, por ejemplo, son lugares clave para que algunas especies de tortugas marinas —como la golfina o laúd— desoven. Durante las últimas décadas, este acontecimiento “natural” ha sido objeto de cosificación por parte de la industria ecoturística en coordinación con políticas ambientales y de conservación de especies en torno a los campamentos tortugueros para promover visitas aparentemente “éticas” y responsables con el medio ambiente y la llamada fauna silvestre.
Sin embargo, en este idílico escenario de sol y playa, los “perros-pueblo” (residentes de la costa y que vagan “libremente”) juegan un papel cuando menos complejo: su presencia en ocasiones atenta contra los nidos, atacan a las mismas tortugas que desovan en las costas y se comen los huevos. A este fenómeno multiespecífico entre tortugas, perros, y humanos lo entiendo como “fricción multiespecie” en coordinaciones temporales igualmente multiespecíficas. Esta ponencia ofrece una primera aproximación (con base en una en proceso) en torno a cómo tanto la política de conservación así como la política turística, a fin a un orden y una “zooantroponormatividad especista” (Ávila, 2013) de las relaciones interespecie, producen diferenciadamente espacios y modos concretos de sociabilidad para perros (como cuerpos a segregar, contener y erradicar/asesinar) y, por otro lado, para las tortugas marinas (como cuerpos carismáticos a proteger y gobernar mediante biopolíticas paternalistas) con relación a las expectativas y el disfrute turístico ecológicamente consciente y responsable.