La alimentación se considera como un derecho fundamental que debe ser garantizado por el Estado. Sin embargo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), para el año 2022, el 24.6% de la población yucateca fue identificada en situación de carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad. Entre las acciones del Estado en atención a la alimentación, se encuentra la política federal y estatal de asistencia social alimentaria, denominada “Desayunos Escolares”. Esta política se centra en la entrega de raciones de comida a niños y niñas en edad escolar. En su modalidad caliente, se sirven los alimentos preparados al interior de las escuelas en colaboración con la comunidad escolar. Este tipo de políticas públicas, se focalizan principalmente en zonas rurales.
Para ello, se espera que los padres y madres de familia realicen la preparación de los alimentos del programa al interior de las escuelas, o en su caso, personal contratado por la escuela o cedido por otros medios. En todos estos procesos de preparación de alimentos, las mujeres son consideradas como las personas responsables de la alimentación, estos roles de cuidado y división sexual del trabajo son reproducidos y perpetuados a través de la implementación de políticas gubernamentales. El objetivo de este trabajo es analizar las prácticas y discursos en torno a la responsabilización de las mujeres como encargadas de la alimentación escolar, así como sujetas a procesos de violencia institucional y precariedad laboral. Esto se presenta a través de la investigación etnográfica del programa “Desayunos Escolares”, en una escuela primaria de Akil, Yucatán.