En la actualidad, hay más de diez mil japoneses/as que residen en México. Es el segundo país que recibe más población japonesa en América Latina, después de Argentina (Ministerio de Asuntos Exteriores, 2023). La mayoría de los hombres llega con la calidad de residentes temporales enviados por empresas japonesas; son conocidos como migrantes corporativos, expatriados o chuzai in. Las formas de desplazamiento transoceánico se modifican según la configuración y el ciclo familiar, la política de cada empresa, las condiciones de infraestructura en el país receptor y también, de manera destacada para esta ponencia, las situaciones sociales de (in)seguridad en la localidad donde se insertan. Hay personas que llegan solas; otras traen a su familia para enfrentar juntos el nuevo ambiente laboral y vital.
En la última década, la región del Bajío (México) se ha convertido en una zona donde se concentra la población japonesa, debido a la instalación de una gran cantidad de empresas japonesas relacionadas con la industria automotriz. Aunque las principales ciudades de residencia de la población japonesa gozaban de un ambiente social tranquilo y seguro, a partir de 2018 comenzó a agudizarse el clima de inseguridad.
Las personas japonesas que comienzan una nueva etapa de vida en México, sea solas o con sus familias, enfrentan condiciones muy distintas a las existentes en su país de origen. Las vivencias de movilidad difieren significativamente en función del género y los motivos de desplazamiento. El objetivo de esta ponencia es describir y analizar cómo el clima de inseguridad ha influido en la (in)movilidad de las mujeres japonesas que acompañan a sus esposos y cómo lo afrontan en la vida cotidiana tanto de sí mismas como de sus familias.