En la última década, México pasó de ser un país principalmente de origen de migrantes a uno preponderantemente de tránsito, destino y retorno de ellos (Murillo, 2019). En este escenario donde la incapacidad de gestión gubernamental, la violencia y las crisis migratorias son la norma (González y Aikin, 2023) es importante considerar que las nuevas modalidades de los flujos migratorios representan un conjunto de innumerables retos y procedimientos para su atención, particularmente ante la necesidad de abordar estos procesos desde una perspectiva humanitaria y de derechos humanos.
Al respecto, los ODS reconocen en la migración un aspecto fundamental del desarrollo, al tiempo que posicionan a las poblaciones en contexto de movilidad como “grupos vulnerables que requieren protección” (OIM, 2018), particularmente cuando dichos procesos de movilidad ocurren en un marco de discriminaciones y vulnerabilidades múltiples que violentan sus derechos humanos. De ahí que en este apartado se realiza un acercamiento a las experiencias de discriminación de poblaciones en movilidad, específicamente de población migrante en tránsito, refugiada y mexicanos retornados de Estados Unidos.
Se recuperan estas modalidades con la finalidad de insertar la discusión en la complejidad y heterogeneidad que han alcanzado los flujos migratorios en México, donde se involucran personas cuyas experiencias y miradas diferenciadas sobre la discriminación exigen avanzar en la implementación de políticas no discriminatorias y la construcción de sociedades pacíficas e inclusivas.