El objetivo de la presentación es problematizar el concepto de inclusión, el cual, ha funcionado como mecanismo para regular la vida social. Políticas públicas, planes de trabajo, actividades laborales, educativas, entre otras, han hecho uso del concepto de inclusión para referirse a la integración de poblaciones que, históricamente han sido excluidas. El deporte es una práctica que forma parte de los programas de inclusión a las personas con discapacidad. Sin embargo, esta noción es cuestionada por los practicantes, quienes se preguntan por un lado, ¿Hasta qué punto la inclusión es la creación de espacios apartados de la vida “convencional”? y, por otro lado, ¿cuáles serán las consecuencias de ser incluidos en las estructuras del mundo convencional?
Es por ello que a través de observaciones etnográficas y conversaciones, con un grupo de jóvenes que pertenecen a la escuela del deporte adaptado de Cuautitlán Izcalli, Estado de México 1 , se muestra la tensión que existe entre el concepto de inclusión y su difusa línea con la asimilación. En el que, por un lado la inclusión parece buscar la conjunción entre el mundo de la discapacidad y el mundo convencional. Es decir, compartir los mismos espacios y, por otra parte, perpetuar la urgencia por la adaptación a la estructura normalizante.