Para Jean Rouch (2003, p. 29), el documental etnográfico es aquél cuyo foco de interés son personas o comunidades humanas lejanas a las dimensiones culturales de quienes las están filmando, actividad en la que se emparenta con la antropología y la sociología. Por su parte, el concepto de falso documental tiene un lugar en la literatura académica del documental que aún no le hace justicia a la complejidad del fenómeno y a las múltiples vías de abordaje. Esta presentación tiene el interés de poner el foco en la complejidad del falso documental vía sus conexiones con el documental etnográfico: ¿qué estrategias se han usado para ello? Algunas películas que se discutirán al respecto son Las Hurdes (Buñuel, 1933), Holocausto caníbal (Deodato, 1980) y Borat (Charles, 2006). Con la ampliación de esta categoría, podemos escaparnos de la acusación que Rouch hacía a la antropología, la sociología y el documental etnográfico: enriquecerse con una espectacularización de la otredad que borra las huellas de su propia enunciación. ¿Qué tipo de distanciamiento se tiene, más allá de los indicadores socio-culturales e identitarios, cuando se plantea un falso documental etnográfico? Una primera respuesta: desde este distanciamiento, todo proyecto documental se revela como un exhibicionismo más del que lo hace que de lo que trata.