Aquí se describe la interacción entre los estudiantes de una secundaria pública que se encuentra en una zona de alto riesgo delictivo, situada en el oriente de la Ciudad de México, en la Alcaldía Iztapalapa. Las y los estudiantes de la secundaria tienen características heterogéneas, con historias y situaciones variopintas, y se reflexiona sobre cómo ellos conciben ciertas conductas que en términos legales se califican como violentas. Asimismo se indaga acerca de las reflexiones de las y los docentes sobre las conductas de sus alumnos y el cómo atienden o cómo sobrellevan tales circunstancias.
La zona también se caracteriza por un considerable consumo de drogas y alcohol y situaciones de violencia, un hacinamiento marcado, y en donde la desintegración familiar es un rasgo común. Un gran número de alumnos y alumnas presentan un rezago escolar importante. Además, las aulas son diversas en cuanto a los saberes y habilidades que poseen los estudiantes. Por tanto, resulta relevante analizar el cómo influyen estas variables en la conducta y esta última cómo incide en la práctica educativa, en el desempeño escolar y el desarrollo del menor.
Se percibe una falta de motivación e interés por parte de los alumnos para terminar sus estudios, por lo tanto, no es raro que haya mucha inasistencia y un porcentaje de deserción escolar. Se presume que esto está asociado con que muchos jóvenes han perdido credibilidad en la Escuela, ya que consideran que una profesión no siempre proporciona estabilidad social y económica.