En el verano de 2022, las comunidades Ben’zaa de los Valles Centrales de Oaxaca, aglutinadas en torno a la Coordinadora de Pueblos Unidos por el Cuidado y la Defensa del Agua (COPUDA), lograron un hito de gran importancia al recibir el reconocimiento por sus esfuerzos sostenidos en la protección de los recursos hídricos a lo largo de un periodo de al menos 17 años. Este reconocimiento se materializó mediante un decreto presidencial titulado Zona Reglamentada del Acuífero 2025 en los Valles Centrales del Estado de Oaxaca. Este logro marcó el punto culminante de una larga y persistente lucha que va más allá de las cuestiones sociopolíticas convencionales ya que, desde un lente antropológico, se fundamenta en el reconocimiento de interdependencias entre las comunidades, su territorio y las entidades no humanas que lo habitan, para garantizar así el acceso al agua que fue negado por décadas.
Históricamente en esta región, se ha entrelazado una intrincada red de ecologías, donde el Estado ha promovido mediante políticas públicas, enfoques uniformes y utilitarios sobre el agua tras la Revolución. Paralelamente, los conocimientos locales han constituido a dicho elemento como un componente esencial en las cosmologías de los pueblos. Esta lucha, por ende, no se limita únicamente a la protección de los recursos hídricos, sino que también se vincula con prácticas rituales, tejiendo una malla de conexiones ecológicas fluidas con el Estado que han facilitado el diálogo y la consecución de acuerdos, culminando en la creación de una zona reglamentada.
A través de ofrendas locales como chocolate, mezcal, semillas y pan, habitantes de las 17 comunidades de la COPUDA, también negocian con diversos actores ajenos a la razón moderna el acceso y la disponibilidad del recurso hídrico. Estas cuestiones se convierten en protocolos dinámicos que guían la interacción con el mundo y no se limitan únicamente a aspectos culturales, sino que también tienen una influencia directa en la obtención de agua para actividades agrícolas a través de un sistema de reciprocidad, el cual guarda correspondencia con la lucha emprendida ante el Estado.
El reconocimiento de los esfuerzos de COPUDA en 2022 marca un momento crucial en una larga historia de lucha que se remonta a 1967, cuando el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, emitió un decreto que prohibió el acceso al agua subterránea para fines agrícolas en la vasta región de los Valles Centrales de Oaxaca. Este decreto desencadenó décadas de protestas y activismo comunitario, culminando en la formación de la COPUDA en 2005. Como se discutirá en la ponencia, esta lucha no se limita únicamente al acceso al agua, sino que busca una visión integral del territorio que comprende una compleja red de relaciones registradas etnográficamente. Así, el caso de COPUDA y las comunidades Ben’zaa en Oaxaca sirve como un destacado ejemplo de cómo la lucha por el agua puede trascender lo sociopolítico para convertirse en una defensa de la existencia misma.