Una cámara de videovigilancia, una reja, un serpentín, una llave, un candado… Todos estos son dispositivos de seguridad que, pese a que nos son tan comunes y familiares, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre las complejas prácticas, afectos y relaciones que son capaces de revelar en medios urbanos latinoaméricanos.
En este trabajo me centraré en dos tipos de dispositivos que conviven y se entrecruzan en una colonia periferica de la Zona Metropolitana del Valle de México: por un lado, los complejos de cámaras y agentes policiacos ligados a un C5; por otro lado, un sencillo y artesanal sistema de alarmas y lámparas diseñadas, compradas e instaladas por los propios vecinos.
¿Cómo los vecinos se refieren a ese tipo de artefactos? ¿Más allá de un diagnóstico objetivo o de una representación social, qué dicen sus palabras –el habla de la seguridad– de su propia percepción como ciudadanos frente al estado y frente a sus vecinos? ¿Cómo esa percepción establece parámetros para construir su relación con el Estado, cuyos principales rostros públicos en esa colonia están representados por la policía y el ejército?
Las respuestas a estas preguntas nos llevarán a entender los sentimientos de confianza y desconfianza como ejes articuladores entre ciudadanos y gobiernos.