Esta comunicación dará cuenta de las condiciones de precariedad de algunos (as) trabajadores de la danza escénica antes y durante el pico de la pandemia del Covid-19 y lo que se observó en términos del tipo de participación que el período de confinamiento hizo aflorar entre algunos trabajadores de la danza. También el texto reflexiona sobre las posibilidades que los nuevos medios virtuales hicieron aparecer, en términos de presencia de voces antes poco vistas y escuchadas, aún con la presencialidad o normalidad. Se utilizan algunos conceptos de la teoría crítica y la antropología del cuerpo, que ayudan a pensar en cómo las comunidades pueden hacer oír su voz en las sociedades de control, en este caso los trabajadores de la danza escénica y lo que implicaría la idea de ser multitud, ante las nuevas formas en que las prácticas laborales de la danza se dieron o no se pudieron dar durante la pandemia, en comparación a períodos previos y posteriores de normalidad. Si bien no hay señalamientos conclusivos ante la situación cambiante de los trabajadores de la danza en tiempos pospandémicos, se abren cuestionamientos y caminos para reflexionar sobre cómo la presencia híbrida y/o virtual de los trabajadores de la danza puede encaminarse hacia pensarse como ciudadanos cuyos conocimientos son una potencia política o bien hacia el regreso a formas de acomodarse a la doble dominación del capitalismo actual que combinaría disciplinamiento y control. Así mismo, se da cuenta de cómo algunos agentes de dicho gremio han podido aprovechar formatos híbridos para su trabajo, dependiendo del género de danza al que se adscriben y de sus posibilidades para navegar entre formatos.