Aquí se exponen y problematizan las relaciones, intereses y condiciones socioculturales que atraviesa el naciente proceso de expansión mercantil del chile criollo de la tierra caliente en el estado de Guerrero. Si bien, este producto hace parte del paisaje local como insumo alimentario cotidiano, también cuenta con una carga simbólica importante que contribuye a la definición identitaria de los calentanos, a grado tal que su producción, compra y venta se restringe a dicha región. En fechas recientes, ha comenzado a articularse un proceso productivo para su distribución en el resto del país y en los Estados Unidos como alternativa pacífica y redituable para impedir el despojo de tierras en una zona dominada por el narcotráfico. De tal suerte que asistimos al fin de un paisaje construido histórica y discursivamente al margen del capitalismo, teniendo que incorporarse a este y consecuentemente, constituyendo un nuevo paisaje, es decir “[un nuevo] mundo para quienes habitan en él, quienes viven en sus lugares y viajan a través de sus caminos, conectándolos” (Ingold, 2000; 194).