En los altos de Jalisco se observa que dos cadenas de producción global son contradictorias en la construcción del patrimonio y la búsqueda de generar riqueza para los productores. La extensión e intensificación del monocultivo del agave y la producción lechera han reconfigurado las relaciones y reorientado algunas prácticas culturales. Ambos productos están relacionados con la construcción de la cultura de la región, forman parte de la historia y lo que hoy se llama patrimonio cultural, lo cual es una forma de territorialización de la cultura. Sin embargo, de esto no todos son beneficiarios, en este proceso han quedado excluidos los pequeños productores y sus prácticas de reproducción material y social en aras de la construcción de imágenes sobre lo que es ser ranchero. De alguna manera, ha reorganizado la cultura. En este trabajo, y desde una perspectiva antropológica, se reflexiona el proceso de exclusión de los pequeños productores de leche de los procesos de avance de modelos de cadenas globales de producción. El caso es interesante porque nos pueden decir algo sobre los resultados y los caminos que traza el actual capitalismo global, a partir de un análisis sobre las trasformaciones culturales, materiales y territoriales en una parte de la compleja y extensa región de Los Altos de Jalisco, con lo cual, podemos comprender los efectos que han tenido procesos amplios que desde la década de los ochenta del siglo XX han aterrizado en esta y muchas regiones, principalmente en forma de cambios en los modelos de producción y comercialización, relacionados con el capitalismo neoliberal. Como en muchas latitudes, este tipo de escenarios van aparejados con consecuencias aún no previstas en diversos aspectos de la vida material y cultural de las sociedades y del medio ambiente.