Peligra el agua, las costumbres, la lengua, la tierra, el canto de las aves. Peligra porque advertimos un contexto de expansión neoliberal, cambio climático, guerras y pandemia que transforma e impacta negativamente en la vida del planeta y seres humanos en su conjunto. Por tanto, existen riesgos en la continuidad biológica, física, química y sociocultural. En esta trama de violencia estructural, emergen los sueños de un pueblo originario de Sudamérica: los mapuche. Entonces, a partir del sueño (pewma) de una dirigenta mapuche ingresaremos al mundo de la antropología política, los ancestros, rituales y el conflicto histórico con el estado chileno a raíz de la invasión, ocupación y explotación del Wallmapu (Territorio Ancestral Mapuche) durante el siglo XIX y XX. Cabe señalar que dicho territorio abarcaba gran parte del centro sur de las actuales repúblicas de Argentina y Chile.
En particular, el pewma (sueño) de la dirigenta, Guacolda, nos pone en contacto con el asunto del etnocidio hacia el pueblo mapuche; la violencia por la disputa territorial con las empresas forestales y el rol garante del estado sobre la acumulación capitalista a través de la protección policial y jurídica a estos actores; el espíritu de las personas líderes y la función simbólica de los sueños. Además, el pewma (sueño) se convierte en una forma de resolución de conflictos para mantener con vida los ríos, lagos, animales, mar, tierra y el bosque nativo especialmente (itrofilmogen). Recordemos que el estado de Chile a través del Decreto N°701, subsidia una parte importante de la producción forestal a través del monocultivo de pino y eucaliptus. Además, un mercado controlado por no más de seis familias.