Los estudios sobre campesinado, campesinos y ruralidad en México, si bien fueron parte de un paradigma “absoluto” dentro de la antropología mexicana en el contexto de los años 60 y 70, en la actualidad parecen no tener algún tipo de relevancia; en todo caso, da la apariencia que los temas de discusión y problematización antropológica de aquellos años revolucionarios por distintas latitudes del país, fueron resueltos y con ellos se disolvió un problema fundamental para la nación, es decir, el cumplimiento de las demandas y necesidades del sector campesino fueron cubiertas o simuladas bajo un modelo de desarrollo económico e ideológico que dieron paso a su integración a la sociedad nacional. ¿Cómo se vivió esta experiencia en las comunidades? En apariencia, puede simularse que el ámbito de la producción y reproducción alimenticia quedó bajo el resguardo del desarrollo tecnificado y agroindustrial de las grandes transnacionales y el capital, figuras ante las cuales fue subsumido este gran sector de la población mexicana, que hoy ante los embates de una crisis climática, civilizatoria y global resiste desde su vínculo y trabajo con una tierra erosionada, agotada y débil. ¿Cómo se manifiestan estos factores en las comunidades campesinas?
En este sentido, se rescata la urgencia por saber cuál es el estado de los estudios sobre campesinado en México (cuestionamiento planteado por el compañero Ricardo Álvarez Sevilla en su presentación del libro sembrando vida) y generar un acercamiento desde las diversas experiencias etnográficas planteadas por los investigadores que integran esta mesa para dar cuenta de este sector poblacional que se mantiene bajo condiciones límites en el devenir de su experiencia, en analogía a las condiciones que históricamente le ha tocado enfrentar bajo un modelo de paternalismo y asistencialismo partidista. En consecuencia, el acercamiento a los campesinos en México nos permitirá re abrir una ventana a uno de los temas clásicos de la antropología mexicana que en apariencia han sido relegados a hechos históricos, sin embargo desde la experiencia etnográfica han sido llamados para ser desamortizados y ponerlos frente a un contexto que está llevando al límite la reproducción de la vida, dentro de un mundo desgastado e infértil que no es más que el reflejo a mayor escala de las condiciones de la tierra del campesino. ¿Existe una presencia campesina en los límites del antropoceno? ¿Cómo se manifiesta esta presencia desde las diversas experiencias etnográficas?