La idea de que nos encontramos en la era del Antropoceno es cada vez más aceptada dentro de las esferas académicas y políticas preocupadas por el llamado cambio climático; una huella tan profunda que anuncia una irreversible devastación global. Desde la ecología política, la Antropología y la Geografía se han interesado por estudiar conflictos por el acceso, uso y control de la naturaleza alrededor del mundo, incluso mucho antes de que se empezara a hablar de una sexta extinción masiva. Sin embargo, las discusiones alrededor del Antropoceno como concepto analítico han contribuido al replanteamiento ontológico y epistemológico de las disciplinas. De tal suerte que, hoy en día, la Antropología se encuentra en un punto de inflexión entre el anthropos y lo que durante siglos se consideró que estaba fuera de él; es decir, la naturaleza y todos aquellos que forman parte de ella: los “no humanos”; mientras que la Geografía ha empezado a reinterpretar los conceptos de espacio, territorio y lugar desde la base teórica de los Estudios Críticos Animales.
Asumir que una especie en particular (el Homo sapiens, específicamente el hombre blanco-heteronormado) es superior a las otras, es lo que nos ha llevado a creer que la cultura –occidental– está por encima de la naturaleza. Ese fue el pilar de la Antropología y de la Geografía durante décadas, pero también el de la modernidad-capitalista, cuyos efectos socioambientales se viven ahora de manera crítica y desigual. Si bien desde hace algunos años la ecología política ha evidenciado la necesidad teórica y política de abordar los problemas socioambientales no desde la dicotomía cultura-naturaleza, sino desde su correspondencia, esto no es suficiente para abordar los desafíos que implica pensar en futuros posibles de cara al Antropoceno. Lo que se demanda es la desantropocentrización de la Antropología, de la Geografía, y de las demás Ciencias sociales y las Humanidades, un reposicionamiento ontológico y posthumanista que coloque a las personas humanas y a las no humanas como agentes con las mismas condiciones de igualdad. Esto con el fin de imaginar alternativas colectivas que nos permitan tender puentes entre experiencias (ontologías), para así recuperar relaciones de cuidado y reconstruir redes de vida.
La tarea anterior no es sencilla ni inmediata, pero sí urgente y necesaria. Las ponencias incluidas en este simposio parten de análisis posthumanistas y antiespecistas, y se centran en una de las tantas crisis socioambientales del Antropoceno: los conflictos entre personas humanas y no humanas. Específicamente, invitamos a aquellos y aquellas investigadoras que estudien experiencias, historias o respuestas que den cuenta de tales conflictos, así como reflexiones inter y transdisciplinarias encaminadas al reconocimiento y la generación de horizontes multiespecie.