El performance es un concepto que se refiere a un amplio conjunto de comportamientos y prácticas corporales. Diana Taylor comenta que “el performance es un comportamiento reiterado, reactuado o revivido” (2012, p. 22), que funciona dentro de un sistema sociocultural de códigos. Por lo tanto, para conocer, comprender y entender la cultura, se debe posesionar como un actor social activo, presente en los escenarios. Taylor afirma que la función del performance es transmitir conocimiento social, memoria, sentido de identidad y acto vital de transferencia: emociones, información e historias. Por un lado, el performance es un objeto/proceso, y por el otro se considera una metodología que permite analizar ciertos sucesos, que se realizan constantemente en la vida cotidiana.
Como se sugiere, el performance es el escenario que puede servirnos como pauta metodológica. No solo es un texto o una narrativa, sino además están implícitos el ambiente y los comportamientos corporales, como los gestos, actitudes y tonos no reductibles al lenguaje. Por su parte Roberto Díaz (2000), señala que el performance está articulado con la creación de la presencia: posibilita crear y hacer presentes realidades suficientemente vividas para conmover, seducir, engañar, ilusionar, encantar, divertir, aterrorizar, entre otros.
Por cuanto a los fenómenos que estudia, el performance inicia en el campo de las artes, principalmente escénicas -performance art-, sin embargo se extiende a otros temas como el juego (Schechner, 2006; Huizinga, 1972; Araiza, 2010), el poder (Alexander, 2012; Kertzer, 1988), el ritual (Turner, 1988; Schechner, 2006; Toriz, 2017) y todos aquellos tentáculos que de este surgen (Díaz Cruz, 1997), además de lo vivencial (Stewart, 2007), de la experiencia (Srinivas, 2018), de la imagen (Bakewell, 1998), el deporte y la competición (Castaignts, s.f.), estado, nación y violencia (Bharucha, 2014; Taussig, 1992; Conquergood, 2013), por mencionar algunos temas.
Como se aprecia, el performance aborda muchos temas disimiles, lo que posibilita estudiar aquellos aspectos en los que se manifiestan o presentan tensiones, desigualdades y violencias. No se trata de enaltecer los conflictos, sino que el performance desarrolla funciones conciliadoras y restaurativas para generar acciones de inclusión social, en las relaciones étnicas, raciales, de género, diversidad de condiciones socio-económicas, ideologías, políticas y religiosas, entre otras. Se invita a los interesados en el tema, a proponer ponencias que aborden este giro temático, que propendan por buscar alternativas de solución a estos desafíos en México.