Como teoría política y movimiento social, el feminismo ofreció a los hombres también la posibilidad de pensarnos como sujetos de género y nos des-cubrió como seres construidos y moldeados por la cultura patriarcal. En esa medida, y tras algunas décadas de trabajo académico, se fue conformando el sub-campo de estudios que hoy día se reconoce como “masculinidades”. Es en ese sub-campo académico en el que se inscribe el “Seminario permanente de discusión sobre la condición genérica de los hombres: miradas críticas desde el feminismo”, del que hacemos parte los integrantes de este simposio temático, y quienes reconocemos la influencia del feminismo sobre nuestro quehacer académico y la propia experiencia vital. Desde diferentes coordenadas epistémicas y disciplinarias, nuestra propuesta busca emprender una reflexión colectiva que parte de la autoetnografía y se dirige a analizar nuestras trayectorias académicas y de vida, como dos relatos que se entrelazan y forman uno solo, lo que nos permitirá discutir sus aristas sociales, políticas, culturales, y sus propias consecuencias. La primera participación discute el impacto del feminismo en la vida propia como un aprendizaje y diálogo intersubjetivo que trasciende del sentido común hacia una mirada crítica y desconstructiva enclavada en un tiempo y espacio determinado. La segunda, plantea una reflexión sobre el tipo de subjetividades masculinas que puede llegar a producir la teoría feminista a partir de diversos procesos de (re)formulación de la subjetividad masculina del autor. La tercera participación combina la reflexividad para discutir la relevancia del feminismo y dar cuenta no solo de los cambios personales e interpersonales, sino su influencia en la construcción de conocimiento. Finalmente, la cuarta ponencia reflexiona sobre el impacto personal de la teoría feminista en el trabajo académico y en el propio autor, así como tratar de dar respuesta a si la experiencia situada puede llegar a ser útil a otros hombres para cuestionar su condición genérica. Lo que tienen en común estas cuatro propuestas no es solo la autoetnografía como punto de arranque, sino poner a discusión nuestras experiencias y sentipensares como parte de una narrativa cultural más amplia, y de abonar a la discusión sobre el papel de los varones en el feminismo, el cual, reconocemos, se trata de una constante, inacabada y cuestionable apuesta política que requiere una crítica permanente, si se quiere plantear como una posible alternativa al cambio.