La pandemia por el virus SARS-CoV-2, nos obliga a echar la mirada a procesos que han marcado, cual enfermedades endémicas, a la región y se hicieron más visibles con la pandemia, pero también a cuestionar sobre nuestras bases para el conocimiento antropológico entorno a dimensiones como: 1. la violencia interna y transnacional por el crimen organizado y las «maras», las desigualdades de género, la violencia selectiva del Estado contra promotores de la Paz, ambientalistas, periodistas y la exclusión de otros grupos vulnerables de las políticas de protección. 2. para revisitar los flujos de movilizaciones y protestas emancipadoras que enfrentan las políticas del Estado. 3. las movilidades -como la migración- y sus nuevas particularidades en las «caravanas migrantes» de lo que surge la hipótesis que se trata de prevenir las violencias cuando paradójicamente el número de muertes y desapariciones va en aumento. 4. la debilidad y crisis institucionales de los Estados, o la conformación de los llamados Narcoestados, las regresiones democráticas, la corrupción y en este período reciente son notorias no sólo las medidas autoritarias de algunos actores desde el entramado estatal, sino las demandas entre sectores de la población aplaudiendo o demandando que se lleven a cabo.