En los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en el Consenso de Montevideo se presta especial atención a la población joven, donde se busca que disfruten la paz y prosperidad, se garantice su seguridad, integridad, el pleno ejercicio de derechos humanos, disponibilidad de opciones, acceso a la salud, educación y la protección social, entre otros (CEPAL, 2013; ONU, 2023).
A pesar de los esfuerzos internacionales, continúa la prevalencia de discriminación en la población joven. En el caso de México, el 30.2% de las personas entre los 18 y 29 años señaló en 2022 haber sufrido algún tipo de discriminación, cifra que está 7.8 puntos porcentuales por arriba del grupo de personas de 30 a 59 años (INEGI, 2022). De manera específica, entre los principales motivos de discriminación en el grupo de jóvenes se destacan la forma de vestir o por el arreglo personal (38.9%), por peso o estatura (34.6%) y por la manera de hablar (19.2%) (INEGI, 2022). Los datos previos hacen visible una problemática pública con un impacto directo a nivel personal.
Por lo anterior, se propone exponer a partir de una mirada antropológica diversos casos que manifiesten las complicaciones que tienen las personas jóvenes para acceder a un trabajo estable y con buenas condiciones laborales. A partir de ello, se busca reafirmar que el mercado laboral es el que genera los obstáculos y limita las oportunidades, por lo que las personas jóvenes desarrollan estrategias en sus propios entornos que, en la mayoría de las ocasiones, se encuentran en el sector informal y en condiciones de precariedad. Esto lleva a que los límites entre los momentos laborales y de ocio se diluyan.