En la formación de posgrado de las Ciencias Sociales, y de la antropología en particular, la investigación es uno de los ejes fundamentales. En torno a ella se construyen las propuestas académicas, que se formalizan a través de proyectos de investigación. El diseño de estos, es una articulación lógica y coherente que agrupa elementos clave en la investigación que son constitutivos de la misma. Es así como se exige en la academia desarrollar y presentar de una manera ordenada: el problema de investigación, justificación o propósitos, teoría, metodología y criterios de calidad que validan sus resultados como parte del conocimiento académico. Este ordenamiento posee varias características, como la flexibilidad (Maxwell, 1996. Morse, 2003) la relfexividad . Mendizábal. 2006. Vasilachis, 2019) y la aplicación de métodos, que en la antropología se validan a través de la aproximación a las dinámicas sociales de primera mano, como ocurre con la etnografía a partir de la realización del trabajo de campo. Estos criterios, que han sido parte de la tradición disciplinaria, fueron puestos a prueba durante la pandemia de la covid 19, planteando retos a los fundamentos epistemológicos sobre los que se sustenta el conocimiento y la práctica antropológica.
Esta propuesta, de simposo, se basa en mirar hacia adentro del quehacer investigativo antropológico y hacer un recuento y reflexión crítica de lo que implicó llevar a cabo las investigaciones en tiempos de covid 19, lo que llevó al rompimiento del ordenamiento académico y llevó a probar aquel carácter flexible y reflexivo de la investigación. De tal manera que las metodologías de las investigaciones terminaron alejándose del formato y guiándose por la contingencia y por lo que era posible hacer en campo en términos de acceder a él. En estos casos es el acceso limitado, contingente, angustiado y un tanto desenfrenado el que reordena, ya no un protocolo sino la investigación en sí, así como el sentido de la misma, su práctica y desde luego sus alcances. En este proceso que se tornó laberíntico e incierto se reconocen pérdidas, ganancias, duelos, sorpresas y aprendizajes metodológicos, de diverso orden que van y vienen de lo personal al saber antropológico y viceversa. Asimismo, se revisarán de forma crítica los resultados que se obtuvieron a partir de llevar a cabo una metodología en contingencia, los cuales enriquecen y complejizan la investigación.